En un contexto donde la inflación ha tensionado las economías domésticas de Latinoamérica, incrementando los precios de bienes básicos, Paraguay emerge como el país más económico para vivir, excluyendo el alquiler, con un costo de vida mensual estimado en 446 dólares estadounidenses.
Entre los principales mercados regionales, el índice de precios al consumidor en 2024 se ubicaría en 160% en Venezuela; en 149,4% en Argentina; en 5,7% en Uruguay; en 5,3% en Colombia; en 4% en Paraguay; en 3,8% en Brasil; en 3,5% en México; en 3% en Chile; en 2,4% en Perú y en 1,5% en Ecuador.
Según Leonardo Trevisan, profesor de Relaciones Internacionales de la ESPM en Brasil, la baja tasa impositiva a la importación de Paraguay y su decisión estratégica de integrarse con economías mayores han resultado en una competencia más amplia y precios más bajos. Mientras tanto, Uruguay presenta una dinámica opuesta con un mercado cerrado y una economía enfocada en la agricultura, lo que, junto a su perfil monetario proteccionista, contribuye a un costo de vida más alto.
Federico De Cristo, profesor de la Universidad Austral en Argentina, atribuye las variaciones en el costo de vida al tamaño del PIB per cápita y a la carga impositiva, que influyen directamente en los precios. En Argentina, por ejemplo, la fluctuante brecha cambiaria y el impuesto PAIS han tenido un impacto significativo en el encarecimiento de la vida.
El gasto público limitado de Paraguay, con un sistema de seguridad social y gastos en salud y educación más restringidos, contrasta con otros países que, al tener mayores gastos en estos sectores, requieren de impuestos más altos para equilibrar sus cuentas públicas.
De Cristo también señala la importancia de considerar la canasta de consumo y la productividad de cada país al calcular el costo de vida, ya que estos factores pueden explicar por qué algunas zonas con salarios altos pueden producir a costos reducidos, mientras que otras con salarios bajos no son competitivas debido a su baja productividad.
La inflación ha tenido un impacto considerable en el costo de vida en Latinoamérica, con Venezuela y Argentina experimentando los índices más altos. La pandemia y eventos globales como la guerra en Ucrania han exacerbado esta situación, afectando principalmente las fuentes de energía y el sector de los fertilizantes, esenciales para la producción agrícola.
La debilidad de las monedas locales frente al dólar también ha jugado un papel crucial en el aumento del costo de vida. Según las proyecciones del FMI, se espera que la inflación en Latinoamérica y el Caribe alcance el 16,7% en 2024, con una tendencia a disminuir gradualmente hasta el 3,6% en 2029.
Cobertura de actualidad y avances innovadores, con un enfoque en sucesos locales, política y más.