19Abr2024

Por la dificultad para conseguir alimentos, la hiperinflación y el bajón en el poder adquisitivo del venezolano.

Por: Ernestina Herrera  |   19 Abr, 2021 - 3:08 pm

A propósito de la llegada a Venezuela el director del Programa Mundial de Alimentos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), David Beasley  para de acuerdo al Presidente Nicolás Maduro firmara importantes convenios de alianzas y acción para “potenciar la seguridad alimentaria de Venezuela”.

Vale la pena recordar algunos datos que maneja la ONU sobre la seguridad alimentaria en el país y saber quién es David Beasley, es un estadounidense, nacido en Darlintong, fue líder del Partido Republicano en alguna época, gobernador de Carolina del Sur del año 1995-1999, fue miembro de la Cámara de Representantes de Carolina del Sur del año 1979 a 1995 y fue nombrado director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos en el año 2017.

La situación alimentaria en Venezuela se viene deteriorando desde 2012, año en que la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) otorga el primer reconocimiento a Venezuela por «haber alcanzado anticipadamente la meta del Objetivo de Desarrollo del Milenio número uno (ODM-1): ‘Reducir a la mitad la proporción de personas que padecen hambre para 2015», a pesar de que ya empezaba a notarse el fenómeno de la escasez, el desabastecimiento de alimentos y el incremento desmedido de la inflación.

En dicha oportunidad varias organizaciones, entre ellas el Observatorio Venezolano de la Salud, presentaron un documento para exigir una aclaratoria con respecto a ese reconocimiento, el cual hasta la fecha no se tiene respuesta.

En esta ocasión, el Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES) de la Universidad Central de Venezuela, el Observatorio Venezolano de la Salud, la Fundación Bengoa para la Alimentación y Nutrición, la Fundación 5 al día, el Centro de Investigaciones Agro-Alimentarias de la Universidad de Los Andes y el Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Venezuela, presentan los siguientes comentarios e interrogantes ante la reciente publicación y presentación a los medios de comunicación del informe de la FAO que corresponde a la serie “Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional”, específicamente el capítulo sobre América Latina y el Caribe (2016).

El deterioro de la situación alimentaria, nutricional y de salud en Venezuela se profundizo durante el último trienio 2014-2016, cuando los indicadores de alimentación, nutrición y salud exhibieron cifras nunca antes vistas en Venezuela, con el surgimiento de fenómenos que expresan situaciones extremas de inseguridad alimentaria y hambre en toda la población, en especial en los grupos vulnerables.

En este informe que publica la FAO sobre 2016, el cual se nutre de los datos suministrados por el Instituto Nacional de Estadística de Venezuela (entidad que por ley le corresponde suministrar los datos oficiales a los organismos internacionales), llama la atención el hecho de que diversos aspectos relevantes para Venezuela quedaron sin ser analizados.

En cuanto a la disponibilidad de alimentos entre 2014 y 2015, el Informe no ofrece ningún análisis ante la gran diferencia, por defecto, que presenta Venezuela respecto a otros países en la cifra de exportación de alimentos, a lo cual se agrega que los datos de importación indican que esta disminuye entre 2014 y 2015.

También en este Informe se plantea que “para ALC el 2015 significó el cierre de un ciclo positivo en particular, referido al objetivo 1 (ODM1) de “erradicar la pobreza extrema y el hambre”. El documento detalla que “en efecto, la pobreza extrema se redujo en un 66% en la región y la proporción de población en edad laboral empleada subió”

En cuanto a la disponibilidad por grupos de alimentos correspondiente a las distintas regiones del mundo y de ALC (expresadas en gramos/persona/día), en el Informe de la FAO llama la atención que la información incluida corresponde a los años 2009, 2010 y 2011, período en el cual la situación en Venezuela era completamente distinta.

Lo que no se dice de la desnutrición infantil

En cuanto a la evolución de la desnutrición infantil crónica en países de ALC, merece destacarse que hasta el año 2015 fue favorable. Sin embargo los datos venezolanos corresponden al período 1990-2009, donde las condiciones de pobreza son notoriamente distintas a la de los últimos años.

En el informe no se mencionan los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), a pesar de que este sistema de distribución está activo desde abril de 2016 y constituye según la Universidad Católica Andrés Bello en su estudio “ los considera una evidente violación al derecho humano a la alimentación, por tratarse de un programa discriminatorio, insuficiente (desde el punto de vista de cantidad y calidad nutricional) para los ciudadanos y ha promovido la corrupción para la distribución de los alimentos”.

No alertar acerca de la situación alimentaria y nutricional venezolana actual podría ser considerado como una violación al mandato “Derechos Humanos en Primer Lugar”, cuando el personal en terreno local de las agencias del Sistema de Naciones Unidas no reporta a sus respectivas sedes la verdadera situación de la población (en este caso, la venezolana).

La alimentación de los venezolanos está severamente comprometida, tanto por las dificultades para acceder a los alimentos debido a una drástica reducción en las cantidades que se consumen, la severa escasez debida a la contracción de la producción nacional y la merma de las importaciones, como por la persistente inflación (la más alta en ALC en alimentos primordiales en la dieta de los niños pequeños, como fórmulas infantiles y leche completa), que han impactado los indicadores biológicos. Estos muestran un incremento de la desnutrición en todas sus formas, de la desnutrición grave entre 2014-2016 y la pérdida de peso de la población en distintos estratos, así como el deambular de la población hambrienta en las calles de nuestras ciudades y poblados, hurgando en la basura en busca de comida, conductas propias de situaciones de hambrunas ya superadas en otros países de la región.

Desafortunadamente esta situación, la alimentación deficitaria, compromete la realización de otros derechos, como el derecho a la educación en particular de las nuevas generaciones, pues es conocida la importancia que tiene la nutrición adecuada sobre el desarrollo cognitivo y sobre el desempeño escolar en todas las etapas. Así pues los derechos a la salud, educación y alimentación se encuentran íntimamente relacionados, concluye el informe de la Ucab.

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