La pandemia del Covid-19 sigue generando desempleos en Venezuela aún cuando el presidente Nicolás Maduro decretó el pasado 22 de marzo la inmovilidad laboral tras el confinamiento sanitario.
Como consecuencia, algunas familias optaron por buscar las mil y un formas de sobrevivir económicamente ya que conseguir un empleo directo se ha vuelto difícil en estos últimos ocho meses.
En efecto, bachaquear la gasolina pasó a ser en una de las vías rápidas del venezolano para conseguir dinero y poder llevar el plato de comida a su hogar.
Y en un recorrido por las estaciones de servicio de Maturín, el equipo de El Periódico de Monagas comprobó, mediante sus historias, que algunos usuarios toman parte del carburante que surten a sus vehículos para expenderlos y llevarle el pan a su familia.
Un maturinés, que prefirió no identificarse por temor a represalias, relató que “fui despedido como dos meses después que iniciara la pandemia y desde entonces he tenido que bachaquear la gasolina para poder alimentar a mis hijos y esposa, porque hasta conseguir apoyo familiar se ha vuelto complicado”.
Detalló que durante la semana flexible expende, al igual que otros bachaqueros, el litro de combustible entre 0,50 y 1,50 dólares, mientras que en los días de radicalización oscila entre 2 y 3 dólares.
“Se que es ilegal revender la gasolina pero es la única forma de mantener a mi familia, ya que a mí y a mi esposa nos botaron de nuestros trabajos como hace tres meses. Además, lo hago para no pedirle a mis padres, quienes también están afectados económicamente”, dijo otro ciudadano.
Ambos usuarios señalaron que el carburante lo expenden en bidones de entre 10 y 20 litros y destacaron también que el pago en bolívares lo redondean de acuerdo a la tasa del dólar paralelo.