La firma consultora Anova Policy Research, destaca en su última nota técnica que luego de 8 años de recesión económica, Venezuela empieza a «mostrar señales de recuperación parcial en ciertas capas de su maltrecho tejido productivo».
«El avance de la dolarización transaccional, el relajamiento de los fuertes controles que acosaban la actividad privada, y la política de aduanas abiertas para la importación de bienes terminados, sentaron las bases para el renacer de las actividades de comercio y servicios orientados al consumo final», explica.
Sin embargo, aclara que «el crecimiento de los ingresos promedio y la mayor disponibilidad de bienes de consumo no se traduce, necesariamente, en mayores niveles de consumo para toda la población».
En tal sentido, la consultora venezolana detalla algunos aspectos que impiden que parte de la población consuma en la economía dolarizada:
Los resultados esbozados por la empresa que, provienen de una investigación más amplia hecha para el Banco Interamericano de Desarrollo, indican que: El ingreso de los más pobres no se está recuperando; solo el 10% más rico de la población mejoró su posición en la distribución, los indicadores globales de desigualdad se están deteriorando abruptamente.
El estudio también indica que, «la debilidad del mercado laboral venezolano, caracterizado por una recuperación parcial de sectores de baja productividad y bajo valor agregado (comercio y servicios), mantiene deprimidos los ingresos laborales de segmentos importantes del empleo».
A su vez, se prevé que «en ausencia de una red de protección social pública que ofrezca mecanismos de compensación efectivos, el resultado será el aumento sostenido y sistemático de los niveles de desigualdad».